La Dirección de Asuntos Generacionales llevó a cabo la competencia sobre silla de ruedas denominada “Somos uno por El Alto”, donde 18 personas con discapacidad se impusieron en la prueba.
La directora de Asuntos Generacionales del municipio alteño, July García, definió a los competidores como personas valerosas, luchadoras que demostraron su fortaleza dentro de la carrera.“Estamos desarrollando este tipo de actividades con el fin de incentivar, motivar y elevar la autoestima de todas las personas”, sostuvo García.
La competencia se desarrolló en la avenida Juan Pablo II en dos categorías: la primera, en silla de ruedas con apoyo, que partió de las puertas del TAM y la segunda de silla de ruedas individuales, que inició en la avenida La Paz.
Ambas categorías, tenían como meta común las puertas de las oficinas de la Oficialía Mayor de Desarrollo Humano y Social, ubicadas en la Av. Juan Pablo II, a cuadra y media de la Cruz Papal.
La primera categoría (silla de ruedas con apoyo) fue subdividida en menores y mayores. Triunfaron siete.
Asimismo, en la segunda categoría, (silla de ruedas individuales) que se subdividió en damas y varones, resultaron dos ganadores en cada una ellas.
En total 18 personas ganaron la competencia, obteniendo medallas, certificados, celulares y canastones, en mérito a las habilidades demostradas.
GANADORES
Entre los ganadores se encontraban niños, hasta personas adultas, quienes exteriorizaron su alegría al llegar a la meta.
“Tenemos que seguir adelante”, mencionó don Maclovio Mamani, uno de los ganadores de la carrera.
“Nosotros podemos más, podemos lograr muchas cosas, no somos incapaces”, dijo emocionado Jhony Calle, otro de los vencedores.
Asimismo, doña Braulia Lidia Huanca, madre del pequeño ganador de 10 añitos, Santos Bernal, sostuvo que estas actividades son un gran incentivo.
“Mi hijo tiene parálisis cerebral. Su padre nos dejó hace 5 años atrás. Hoy estoy alegre, porque hemos demostrado cuanto podemos lograr”, acotó orgullosa, tras haber empujado la silla ganadora.
Los deportistas que no contaban con su pareja fueron empujados por los educadores viales, más conocidos como burritos y cebritas.
“Estoy cansado, pero valió la pena, porque mi amiguito está feliz”, atinó a decir uno de los burritos, a tiempo de llegar a la meta y tenderse desfallecido en el pavimento.
Los ganadores alegres recibieron sus premios de manos de los personeros de la Dirección de Asuntos Generacionales, quienes aprovecharon la oportunidad, para anunciar una competencia interprovincial.
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