Cientos de ciudadanos al medio día de ayer llegaron a la feria de Alasitas en la zona de Villa Dolores, para comprar productos de la canasta familiar, billetes y otros artículos necesarios para la vida.
La secretaria ejecutiva y de hacienda de los feriantes, Felicidad Flores Alvarado e Isabel Mayta, sostuvieron que “con fe, esperanza y trabajo, los sueños se convierten en realidad”.Este año la lluvia se adelantó dos horas y facilitó la venta de cerca de 2.000 artesanos–670 afiliados a la federación y unos 1.330 ambulantes– que tuvieron “venta loca” con la tradicional canasta familiar.
Alrededor de 150 guardias municipales realizaban el control respectivo para evitar inconvenientes.
Una vez más los artesanos se lucieron con la elaboración de todo tipo de miniaturas en materiales de yeso, madera, metal, vidrio y costura.
Los bolivianos, euros y dólares, fueron los que tuvieron mayor demanda de la población, seguida de las casas, terrenitos, títulos de propiedad vehículos, certificados de nacimientos, brevet, ollas de la fortuna, sapitos, entre una innumerable variedad.
El evento tendrá duración de 22 días, hasta el 13 de febrero. En la ciudad de El Alto existen ferias en Villa Dolores, Río Seco y Plaza La Paz, además de ciudad Satélite y de Caluyo.
“Nadie compra nada sin pensar en el Ekeko y Dios. Ambos te lo harán realidad en el transcurso del año”, explica Felicidad Flores.
“He comprado la canasta familiar y billetitos eso es lo principal”, dijo Julieta Huanca una joven mamá de 22 años, que se pierde en medio de la muchedumbre de la mano de su pequeño hijo.
Más allá, Roberto Miranda (27) acompañado de su esposa ve al derecho y al revés un pequeño camión blanco. Al final lo compran y se limita a señalar “Los sueños se vuelven realidad solo hace falta fé y trabajo”.
Delia Conde (40) vendedora de cochecitos, recuerda que hace 10 años “me compre un terrenito y una casa, que tras arduo trabajo se hizo realidad.”
En otro sector, Donato Limachi (49) provisto de un brasero, carbón incienso, copal, alcohol y serpentina, procede a saumar cualquier producto por 5 bolivianos.
“No, Yatiri no soy, pero hago este trabajo desde hace uno 20 años, más o menos y los sueños se hacen realidad, cuando uno tiene fé”, remarca.
Al final los ciudadanos hacen fila, para hacer bendecir sus miniaturas con el párroco de la iglesia de Sagrado Corazón de Jesús.
Luego muchos se deleitaron con el tradicional plato paceño y otros preparados para la ocasión.
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